5 nov. 2006

¿QUÉ ES UN CUADRO?

“Un cuadro es un individuo que ha alcanzado el suficiente desarrollo como para poder interpretar las grandes directivas emanadas del poder central, hacerlas suyas y trasmitirlas como orientación a las masas, percibiendo además las manifestaciones que estas hagan de sus deseos y sus motivaciones más íntimas. Es un individuo de disciplina ideológica y administrativa, que conoce y practica el centralismo democrático y sabe valorar las contradicciones existentes en el método, para aprovechar al máximo sus múltiples facetas; que sabe practicar en la producción el principio de la discusión colectiva, decisión y responsabilidad única, cuya fidelidad está probada y cuyo valor físico y moral se ha desarrollado al compás de su desarrollo ideológico, de tal manera que está dispuesto a afrontar cualquier debate y a responder hasta con su vida de la buena marcha de la Revolución. Es además un individuo con capacidad de análisis propio, lo que le permite tomar decisiones y practicar la iniciativa creadora de modo que no choque con la disciplina.El cuadro es un creador, un dirigente de alta estatura, un técnico de buen nivel político que puede, razonando dialécticamente, llevar adelante su sector de producción o desarrollar a las masas desde su puesto político de dirección.Este ejemplar humano, rodeado aparentemente de virtudes difíciles de alcanzar, nos lo encontramos día a día. Lo esencial es aprovechar todas las oportunidades que hay para desarrollarlo al máximo, para educarlo, para sacar de cada personalidad el mayor provecho y convertirlo en el valor más útil para la nación. Cuando se inicia la construcción del socialismo, no puede suponerse un cuadro que no tenga un alto desarrollo político; debe exigirse la responsabilidad del individuo por sus actos, la disciplina que coarte cualquier responsabilidad transitoria y que no esté reñida con una alta dosis de iniciativa y la preocupación constante por todos los problemas de la Revolución. Para asegurar el triunfo y la consolidación total de la Revolución necesitamos desarrollar cuadros de distintos tipos, el cuadro político que sea la base de nuestras organizaciones de masas, también cuadros militares, cuadros económicos que se dediquen específicamente a las tareas difíciles de planeación y a las tareas de organización del estado socialista. Es imperativo crear un equipo administrativo que sepa aprovechar los conocimientos técnicos específicos de los demás y orientar a las empresas y otras organizaciones del Estado para acoplarse al fuerte ritmo de la Revolución. Para todos ellos el denominador común es la claridad política. Esta no consiste en el apoyo incondicional a los postulados de la Revolución sino a un apoyo razonado, en una gran capacidad de sacrificio y en una capacidad dialéctica de análisis que permita hacer continuos aportes a todos los niveles, a la rica teórica y práctica de la Revolución. Estos compañeros deben seleccionarse de las masas, aplicando el principio único de que al mejor se le den las mayores oportunidades de desarrollo. Tiene además una importante emisión de vigilancia para que no se liquide el gran espíritu de la Revolución, para que ésta no duerma, no disminuya su ritmo. Desarrollar cuadros es, pues, una tarea inaplazable del momento. Íntimamente ligado al concepto de cuadro, está el de la capacidad de sacrificio, de demostrar con el propio ejemplo las verdades y consignas de la Revolución. El cuadro como dirigente político, debe ganarse el respeto de los trabajadores con su acción. Es imprescindible que cuente con la consideración de sus compañeros a quienes debe guiar por los caminos de la vanguardia”.
Verde Olivo, 9 de agosto de 1960